Estamos dando más énfasis al desarrollo de habilidades de pensamiento, comprensión de procesos y contextos, análisis, identificación de potencialidades y retos, capacidad propositiva y creativa. Simultáneamente se han puesto medios para que el proceso de aprendizaje esté más centrado en la construcción de conocimiento (y desarrollo de habilidades) por parte de los estudiantes que, en la transmisión de conocimientos, por parte de los profesores.
Hemos optado decididamente por pedagogías activas, haciendo énfasis en el desarrollo de habilidades y capacidades para la comprensión de realidades complejas; de situaciones actuales y de los procesos históricos que ayudarían a entenderlos; en la ubicación de hechos aparentemente aislados, en su contexto, para identificar oportuna y acertadamente potencialidades y retos, así como para el desarrollo de un espíritu analítico, creativo y propositivo; al desarrollo de talentos artísticos, deportivos y corporales, de comunicación, etc. Todo esto hace parte de un giro que empieza a darse desde la formación científico – humanista tradicional, hacia la formación técnico – profesional. Se trata de avanzar hacia una educación más práctica, para la formación de personas comprometidas y propositivas para el cuidado y la restauración de nuestra casa común. Los énfasis en las capacidades teóricas, analíticas y críticas que no logran avanzar creativamente en el campo de las propuestas y de su aplicación, han demostrado ser inconvenientes e insuficientes.